Lento camino, vereda
en la frontera del frío.
Va cansado y va sin brío
el año por su alameda.
Apura la hoja que queda
el menguado calendario
y en el gris abecedario
perseguido de los días
solo encuentro medianías
que anotar en mi diario.
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En la frontera del frío ya estamos sufriendo las muertes, en plena calle, de semejantes nuestros. Aumentan, día a día, esas cifras terroríficas de personas que carecen de vivienda a consecuencia del paro y las entidades de créditos (vulgares parásitos hematófagos). A estas alturas del año nos enfrentamos con el comienzo de uno nuevo donde las anotaciones en nuestros diarios no serán ni medianías. Perdón por mi pesimismo, Enrique.
ResponderEliminarMás que justificado tu pesimismo, que encierra toda una llamada de atención, querido José Luis. Cuántas veces vamos por la vida viendo solo muy tolerables grisuras y medianías, quizás descomprometidamente, porque es demasiado triste ver todo el dolor que nos rodea y esas muertes en las fronteras del frío, instalados en la comodidad de nuestra apacible rutina, convertida en un escudo protector. Quede aquí constancia y reflejo de ellas de la mano de tu comentario, que de verdad agradezco y sobre el que reflexiono. Un abrazo.
ResponderEliminarQuerido poeta,
ResponderEliminarNoto mucha melancolía en sus últimas décimas. Le mando un abrazo cargado de energía.
Saludos.
Muchas gracias, Euclides. Agradezco mucho ese enérgico (o energético) abrazo.
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