Las noches entre la helada,
largo camino, desierto,
duda, angustia, desconcierto
en cualquier encrucijada.
Sobre arena, su pisada
pasa dejando su huella.
Hiere el frío, hiere aquella
soledad que tanto ofusca.
Cualquier hombre es rey que busca
la luz, siempre, de una estrella.
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Precioso, precioso, precioso, precioso...
ResponderEliminarGracias, Euclides. Aprovecho para desearte un buen y tranquilo fin de año allí donde te encuentres. Un fuerte abrazo y, como siempre, gracias por tu generosidad conmigo.
ResponderEliminar¡Ahí quedó, don Enrique! Da en el clavo totalmente. Como llevo varios días desconectado, me he puesto hoy al día de casi toda la última semana, y ésta es la que más me gusta, en dura pelea con la de los campanilleros... Es un disfrute asomarse a su blog.
ResponderEliminarAunque con retraso, le deseo unas muy felices fiestas en compañía de su familia y un año nuevo todavía mejor. A Vd. y, por supuesto, a todos los que participan en su blog.
Un saludo muy cordial.
Estimado Antonio, muchas gracias por la generosidad y por el afecto de su lectura y de su comentario e. igualmente, muchas felicidades en estos días finales del año. Mi más cordial y agradecido saludo.
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