Otra vez diciembre, cuenta
de un año que ya se pierde,
diente del tiempo que muerde
y va imponiendo su afrenta.
Bruma, escarcha que se asienta
en las ramas de la vida.
Otra vez diciembre, herida
que si hoy queda inaugurada
ha de ser pronto, agrandada,
campanario y despedida.
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Como siempre, querido Enrique, una décima perfecta como definición del mes de acaba de empezar y que, casi sin darnos cuenta, nos abrirá un nuevo año.
ResponderEliminarGracias, querido Emilio, ya he tenido noticia por tu blog del fantástico día de ayer y de vuestro generoso acopio de productos navideños, y he visto cómo el speaker del Real Betis Balompié se debatía dubitativo ante una bandeja de pasteles. Si me permites la pequeña broma, cómo echara de menos a Marcos Assuncao… Un abrazo.
ResponderEliminarNuestro amigo Manuel, mientras está delante de una bandeja de mariscos, carnes o pasteles, no echa de menos ni a Rogelio Sosa. A cada tiempo le da su propio afán. Día inolvidable al que debes unirte el próximo año.
ResponderEliminarQué bien eso de darle a cada tiempo su propio afán... Con gusto me uno yo a la expedición el año próximo, aunque por lo que cuentas, tendría que meterme en el maletero... Fuerte abrazo.
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