sábado, 17 de diciembre de 2011

Mar en mitad de la noche

Sombra inmensa, mar oscuro
como niebla prolongada.
Ojo ciego y sin mirada
como un cíclope, conjuro,
soledad, silencio puro
sin alivio ni reproche,
mar sin forma, como un broche
de infinita oscuridad,
desolada inmensidad,
mar en mitad de la noche.

10 comentarios:

  1. Con el paso del tiempo la belleza y profundidad de sus décimas parece que van en aumento. Espero que pase un fin de semana tranquilo. Precioso este mar de hoy en mitad de la noche. El viernes me voy a Madrid hasta el dia 31. Durante esta semana intentare salir de la muralla para despedirme de toda la familia. Un abrazo.

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  2. Se nota que te sienta bien Punta Umbría para tu inspiración. Denoto por tus décimas que el mar te atrae de una forma casi magnética, como a mí. Por eso, y aunque yo no me considere poeta, permíteme que te dedique este poemilla que escribí en la misma orilla de tu playa el 14 de julio de 2003.

    ¿Quién puso sombra a tu nombre
    si eres tú Punta de Sol?

    ¿Dónde la sombra en tu cielo
    si entre aguas y pinares
    eres el sol de los mares
    que tu cuerpo moreniza?

    ¿Dónde, anda, dímelo?
    rápido, a punto, deprisa...

    Desde el pulmón de El Portil
    hasta la Isla Saltés...
    ¡Díme dónde sombras, dí,
    se posan sobre tu piel!

    ¡Qué mal bautizó tu huerto
    de pinos y de enebrales
    quien puso nombre a tu cuerpo!


    Es sencillo. Pero es para ti, Enrique.
    Un abrazo.

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  3. Querido Enrique: Aunque no haya escrito hace algún tiempo, sigo leyendo las décimas, preciosas muchas de ellas. Espero que esa pequeña intervención que ha motivado una de las últimas haya ido bien y también que en estos próximos días podamos vernos. Un abrazo para todos.

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  4. Nunca se cansa uno de ver el mar, como él tampoco se cansa de hablarnos aunque sea con el silencio; impresionante siempre la inmensidad de la noche marina, muchas veces temible.

    De sus últimas entradas, me resulta particularmente entrañable el homenaje a San Juan de la Cruz, que glosa muy bien los versos del imponderable poeta: la fuente no deja de correr y de nutrir a todo lo que existe, y aunque es de noche para verla, el atento puede sentirla.

    Aprovecho para desearle un pronto restablecimiento de su intervención, por más que fuese pequeña.

    Todos los días me asomo a leer su décima, don Enrique. Un abrazo y gracias por su infalible constancia.

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  5. Gracias, guanche. Nos vemos antes de tu marcha...

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  6. Querido Emilio, gracias por esos espléndidos versos, y por la dedicatoria, ahora que acabo de volver de allí, y que he andado desde el pulmón de El Portil hasta la Isla Saltés. Los imprimo y guardo con verdadero afecto, pues son bellísimos e impecables en su sencillez. Un fuerte abrazo.

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  7. Gracias de verdad, Antonio, por sus palabras sobre mis décimas y mi sencillo homenaje a San Juan de la Cruz y por asomarse diariamente a leer estas rimas. Un fuerte abrazo.

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  8. Emilio Jiménez Díaz18 de diciembre de 2011, 15:19

    De rimas, nada de nada, querido Enrique. Se puede rimar pena con Macarena y Sevilla con maravilla, o con morcilla. Lo tuyo es distinto. En cada décima nos enseñas un mundo peculiar, un modo de dar giro a las palabras, de saber dominarlas en un estética precisa del lenguaje. Y eso, perdómane, no es rimar: es acercar tu corazón, con el milagro de las exactas expresiones, al de los demás. Bien sabes qué difícil es ésto.

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