Ascensión. Vuelo y campana
en el limbo de la altura.
Torre mía, arquitectura
de mi infancia en la ventana.
Si almohade o si cristiana
no me importa, firme enseña.
¿Postal tópica y risueña?
Puede ser, pero algo más
si en tu estatura, a compás,
el recuerdo habita y sueña.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Preciosa décima a nuestra más alta veleta de la fe. Cada vez que voy a Sevilla le digo al taxista que me deje a los pies de la Giralda, toco sus nobles y fuertes sillares y ya me quedo contento. Así empiezan siempre mis días sevillanos.
ResponderEliminarQuerido Emilio, me alegra que mi décima te lleve el recuerdo de esos nobles y fuertes sillares. Un abrazo y nos vemos pronto.
ResponderEliminarHagamos tan alta torre
ResponderEliminarque en los siglos venideros
de nuestros grandes dineros
la memoria no se borre.
Si rechistan, nos socorre
la noción modernidad.
Rascacielos, mezquindad
de dinero a ras de suelo
que quiere rascar el cielo
para hacerlo su heredad.
Atentamente.