Hay quien, avaro en la espera,
pide cuentas a la vida
y hace sombra y hace herida
su sueño si desespera.
Esta esperanza hechicera
en la espera se afianza
pues sé, a poco que me alcanza
la honda luz de su alegría,
que el propio sueño escondía
el rostro de la Esperanza.
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