Dos milenios, y anda el mundo
sumido en igual destino,
asentado en su camino
doloroso y errabundo.
Ley humana, en lo profundo,
que ensombrece nuestras frentes.
Herodes indiferentes
que maquinan sin reposo
y el poder del poderoso
sobre sangre de Inocentes.
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Como siempre, amigo Enrique, genial esta décima. No se puede decir más y más claro en tan breve espacio.
ResponderEliminarA pesar de todo, querido poeta, con no estar bien las cosas parece que el mundo ha progresado mucho en estos algo más de dos mil años. Sigamos, pues, la "evolución" haciendo lo posible por mejorarlo y dejemos también un lugar para la Esperanza. ¿o no?
ResponderEliminarGracias, querido Emilio. La verdad es que tenía preparadas para publicar hoy unas décimas de broma y de guasa por aquello del día de los Inocentes pero, al final, me parecieron algo frívolas y me incliné por publicar esta.
ResponderEliminarPor supuesto que hay que dejar un lugar para la Esperanza, querido anónimo. Precisamente estos últimos días he estado leyendo un extraordinario y bellísimo artículo sobre ello que alguien me ha remitido por correo electrónico, no sé si usted mismo, y que contiene unas reflexiones extraordinarias sobre el asunto. Ello no impide constatar que el poder del mundo, desgraciadamente, suele estar cimentado en casi todos sus órdenes sobre la sangre, el sacrificio, la utilización o el desprecio de los inocentes.
ResponderEliminarLo que jamás debe ser así. Si no fuese por la esperanza, el mundo ya se hubiese suicidado al completo. Ella es la que nos salva y nos perfila en cada momento. Pero, si el ser humano es evolutivo, hasta ahora sólo lo ha sido en la ciencia y en la investigación: jamás en el respeto a las ideas de los demás.
ResponderEliminarAsí es, Emililo, hemos avanzado mucho en algunas cosas y muy poco en otras. Un abrazo.
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