Antepon siempre a lo grande
la verdad de lo pequeño.
Que siempre te mueva un sueño
aunque tu paso no ande.
Obedece a quien te mande
no obedeciéndole en nada.
Tras de ti, deja apartada
maledicencia y rencor.
Deja que, tras cada error,
se renueve tu mirada.
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