Vieja caja de cartón
de aquel armario sin luz
convertida en una cruz
por merced del corazón.
Niño tú, en la tradición
que implora en mayo una flor
cuando a la infancia, en temblor
de inocencia y soledad,
basta a la felicidad
una lata que es tambor.
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Me ha sorprendido encontrar una decima a la casa de los abuelos precisamente cuando vuelvo de un pequeño viaje en el que he pasado por esa casa y me he detenido en las calles que los dos tienen dedicadas en el pueblo. Es curioso leer sus nombres en los rotulos y tratar de reconocer la casa, lo que no es facil.
ResponderEliminarLa decima a la cruz de mayo me resulta muy oportuna tambien. Mi hijo esta haciendo una cruz desde hace unos dias y son curiosos el esfuerzo y la ilusion que le pone. La esta haciendo sobre un cesto de mimbre y la verdad es que le esta quedando muy bien. Lo malo es que quiere sacarla cogida entre dos y que yo lo acompañe.
Yo no he tenido ocasión de ver todavía esas calles rotuladas con el nombre de los abuelos, guanche, pero no creo que tuviera problemas en identificar la casa, salvo que la numeración de la calle haya cambiado, y aun así creo que podría hacerlo sin demasiada dificultad. Ánimo con la cruz de mayo filial, que no veo yo nada malo en acompañar a un hijo en semejante itinerario, y su padre podría tocar el tambor. Un abrazo.
ResponderEliminarque conmovedor... me hace mucha gracia ver a los niños con los pasitos.
ResponderEliminarSupongo que tan lejos como tú andas no se verán demasiados niños con pasitos, Euclides...
ResponderEliminarNo, no, por aquí no hay ni pasos ni pasitos, y mucho trabajo me costaría explicarlo... pero los recuerdos con cariño, los he visto en un pueblecito andaluz y la primera vez que lo vi la verdad es que me sorprendió muchísimo ya que de donde yo soy no hay tampoco pasitos.
ResponderEliminarGracias por responder siempre tan amablemente a todos los comentarios.
En fin, Euclides, qué raro que habiendo andado por la capital tantos años los pasos y pasitos los haya visto en los pueblos. Un abrazo.
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