jueves, 25 de octubre de 2012

Bajo el aguacero



Guiños, luces encendidas
de coches como una bala
mientras la lluvia resbala
por las grises avenidas.
Charcos, ramas suspendidas
goteando hasta calar.
Qué difícil caminar
cuando aprieta el aguacero.
Para mojarme, prefiero
-ancho, inmenso, azul-, el mar.

4 comentarios:

  1. Anda que no, Enrique. La lluvia no tiene ni chispa de gracia; el mar sin embargo es más salao. Estupenda décima (para no hacer mudanza en la costumbre).

    Un abrazo.

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  2. Querido Fernando, muchas gracias y un fuerte abrazo. Si el aguacero y tu jornada laboral dan tregua a lo mejor nos vemos esta tarde en la presentación del libro de José Manuel.

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  3. Mágnifica décima. Pero, la verdad, yo prefiero la lluvia rebotando en los cristales en los días invernales. La de ayer miercoles, por ejemplo, me cogió en la calle mientras realizaba una grata y cuasi sagrada gestión, y me gustó menos.

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  4. Anónimo, usted asumió voluntariamente y con entusiasmo esta gestión de negocios ajenos, y ya sabe lo que dice el artículo 1888 del Código Civil, que quien se encarga voluntariamente de la agencia o administración de los negocios de otro, sin mandato de éste, está obligado a continuar su gestión hasta el término del asunto y sus incidencias... De todas formas, siento la mojada. Un abrazo.

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