Qué sombra la vaga sombra
fugitiva de la anciana
que al sentir esa campana
siente así que Dios la nombra.
Las aceras son alfombra
de su paso solitario
mientras copia en su diario
otro sol con sus reflejos
los pálidos ocres viejos
del esbelto campanario.
El profundo sosiego de las cosas
Hace 19 horas
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