Lluvia, por fin, repentina.
Lluvia de tiempo otoñal,
certero y fino puñal
que te asalta en una esquina.
Lluvia intensa y astifina
donde el gris otoño abreva.
Piden los campos que llueva
y anda el cielo, entre algodones,
oyendo las oraciones
a la Virgen de la Cueva.
Preciosa décima machadiana con el gris otoño abrevando, como el jabalí y el corzo, en alguna laguna famosa.
ResponderEliminarPues sí, anónimo...
ResponderEliminaragua transparente y muda
que enorme muro de piedra,
donde los buitres anidan
y el eco duerme, rodea;
agua clara donde beben
las águilas de la sierra,
donde el jabalí del monte
y el ciervo y el corzo abrevan;
agua pura y silenciosa
que copia cosas eternas;
agua impasible que guarda
en su seno las estrellas
Esos versos siempre me resultaron extraordinariamente familiares.
Parece que soy la unica que tiene dificultades desde hace meses para mandar un comentario, aunque me mantengo fiel a las décimas. Sigo disfrutando mucho con ellas y con los muchos recuerdos que algunas me traen. Espero con ilusion la reunion del domingo.Un abrazo.
ResponderEliminarNos vemos el domingo. Un abrazo.
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