Sol
vencido, intermitente
de octubre
en la tarde clara.
Se lava
la luz la cara
en balcones,
lentamente.
Nubecillas
de poniente
que ni
son nubes siquiera,
tal si
la tarde quisiera
demorarse
sin remedio
más allá
del lento asedio
de la
noche y su frontera.
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