Si del otoño temprano
fuiste luz y nunciatura
bebe las horas, apura
tu final lento y cercano.
Enfermo y cansado anciano
de enredar melancolías,
tus afanes y porfías
da sin pena o luto al fuego
y noviembre venga luego
con el paso de los días.
No se expresar con palabras mis emociones y sensaciones al leerte. Te digo: hermoso, es hermoso. Pero en ese hermoso te aseguro que va mucho más que no alcanzo a poder definir. Ya me gustaría tener ese don. Un abrazo Enrique.
ResponderEliminarUn abrazo para ti, Esperanza. Y gracias por la amable generosidad de tu comentario.
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