Al alcance de mi mano
llegó el agua en su correr.
(Manuel Benítez Carrasco)
Ay, manantial de agua clara
siempre tan cerca de mí,
quién bebiera alegre en ti
porque la sed se saciara.
Fuente verde. Fuente avara
tras la más tupida red.
Reparad en ello. Ved
si no es cosa sorprendente.
Tener al lado una fuente
para morirse de sed.
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¿Tiene algo que ver esta décima con la de "tres palabras"?
ResponderEliminarPues no, Euclides, la verdad es que no tiene nada que ver con aquella décima, aunque repita la rima. Ya te comenté que aquella décima no contenía ningún mensaje cifrado. Esta décima vino propiciada porque leí un poema popular del poeta que cito, Manuel Benítez Carrasco, con una temática análoga y me apeteció rendirle una especie de hommenaje a ese poema en concreto, con la evocación de sus versos. Un abrazo.
ResponderEliminarPor favor, he admirado siempre al poeta del Albaycin, doblado en mexicano-español o en español mexicano, qué más da, por cuya popularidad entre nosotros tanto hizo su hermano, el jesuita granadino sevillano que llevaba en su corazón a Jesús de la Pasión.
ResponderEliminar¿ A qué poema popular se refiere?
Aquella lluvia de cuando yo era un niño...
La barca, la barca...
Asi:
sólo con decir la barca
huela a marisma la boca
y sabe a sal la palabra.
La barca, la barca...
Así:
sólo con decir la barca...
¡Qué caprichoso mi rio¡
¡Qué caprichitos tenía¡
Diganos, por favor, en que agua ha bebido...
Me refería a un poema titulado “Soleá del agua que no quiero beber” que podrá encontrar fácilmente en cualquiera de los libros de Benítez Carrasco, los cinco volúmenes de su “Obra poética” editados por Cajasur o alguna antología anterior, como “Poesía flamenca” o “Aires de Andalucía” de los que seguro dispondrá siendo tan buen conocedor de su obra como demuestra con su comentario, campo de azur.
ResponderEliminarCuando estaba el agua lejos
yo me moría de sed;
hoy que tengo el agua cerca
ya no la quiero beber.
Ay, aquel agua cantora
que por el monte corría,
cristalito de armonía
soliviantando a la aurora.
Frescura murmuradora,
blando espejo de frescura;
prendado de su blancura
y de su limpio correr
yo quise un día beber
hasta ahogarme en su hermosura.
El poema es más largo e incluye algunas otras décimas, pero seguro que lo encuentra.
Si claro, ya me lo comentó usted. Mi duda venía del parecido entre algunos versos, nada mas.
ResponderEliminarGracias.