Cuando la bruma termina
-a las claras ya del día-
anuncias tu mercancía
apostada en esta esquina:
-El lenguado, la sardina,
choco fresco, la caballa...
Traen los pinos, de la playa,
rumor de resina y brisa.
Y la sal de tu sonrisa
vela y vuela, mira y calla.
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