Entre el vaivén de una ola
-con la falda remangada-
cabe el mar en tu mirada
y en tus pies de caracola.
Ay, marisquerilla sola
que del sol anuncio eres.
Mil veces que tú nacieres
tu mundo sería esa orilla
y el junco de tu cestilla
mariscando amaneceres.
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