Esta luz tenue y gastada
tan vulgar como anodina.
El cansancio. La rutina.
La previsible jornada.
Este día sin que nada
hermoso salga a tu encuentro
-en el exacto epicentro
de la sórdida apatía-
es por excelencia el día
que guarda un milagro dentro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario