Recinto de luz serena,
pradera donde la misa
sabía a piña, mar y brisa
sobre el ocre de la arena.
Mi memoria desordena
el lugar y sus caminos,
pero en guiños repentinos
aún siento sobre una loma
el secreto y el aroma
de Dios mismo entre los pinos.
La lúgubre góndola
Hace 1 semana
Otro buen poema, sí señor
ResponderEliminarGracias, Jesús, un fuerte abrazo.
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