En el borde del abismo
alza el puño, rompe el yugo.
No hay para el hombre verdugo
más horrible que sí mismo.
Hombre nuevo, tu bautismo
no conviertas en castigo.
Tú eres tu fuerza, tu abrigo,
tu duda, tu desaliento,
tu estrella en el firmamento,
tu ángel bello, tu enemigo.
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