Los mismos y, sin embargo,
me parece que sus caras
más distantes, más avaras,
han mudado en gesto amargo.
Vaya –pienso- en su descargo
que el parcial ya no anda lejos
o es la vida, sus reflejos,
sus dictados y reclamos
que hoy hacen que nos sintamos
todos un año más viejos.
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¡Qué raya más frágil la que divide un año de otro! No nos damos cuenta, hasta que llegamos a viejos, del valor de un segundo. Todos creemos que el tiempo no pasa, pero es nuestro más cruel verdugo por aquello de no echarle cuenta nunca.
ResponderEliminar¡Gran décima, Enrique!
Gracias, Emilio. Este regreso a las aulas me impide acompañarte mañana, como sería mi deseo, en tu conferencia en la Pablo de Olávide, pero te deseo mucha suerte en tu interesante intervención. Un abrazo.
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