Ilusión, gozo y sorpresa,
ojos abiertos, sonrisa,
ver si los Reyes, con prisa,
han cumplido su promesa.
Alegría que no pesa
y paciencia de las madres.
Carreras, riñas, desmadres.
Si, entre el mundo y su demencia,
aún existe la inocencia
los reyes no son los padres.
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Que ilusión más grande la mañana de Reyes cuando eres niño o tienes hijos pequeños. Los años pasan y algunas ilusiones se van perdiendo. Afortunadamente otras nacen.
ResponderEliminarAsí es, anónimo. Gracias por su comentario.
ResponderEliminarHermosísima tu décima de hoy, tan llena de candor y, a su vez, de verdad. Ayer y hoy me lo he pasado como uno más de mis nietos. Me llenaron de nostalgia cuando bajaron al salón de la casa y comenzaron a rebuscar por todos los rincones. ¡Que estos días siempre sean imborrables...!
ResponderEliminarGracias, querido Emilio. Entre juguetes e ilusiones infantiles, otra Navidad que se nos va de las manos. Un fuerte abrazo.
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