Este viejo caserón
en las mañanas de invierno
cuántas veces mi cuaderno
vio dormido en un rincón.
En la fugaz condición
del tiempo pasó la vida
y de aquella edad perdida
o ganada de la infancia
queda sólo la distancia
y quizás alguna herida.
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Su decima, tambien a mi, me recuerda mis ya muy lejanos tiempos del colegio de los que ,efectivamente, solo queda la distancia. Espero que la herida a la que se refiere este ya
ResponderEliminarcicatrizada.
Seguro que, ademas de distancia y alguna herida, le quedan un brillante expediente academico ,algunos buenos amigos y recuerdos imborrables.Lo primero lo habra omitido por modestia, el resto porque es su decima y como, en algun comentario lei, el poeta escribe lo que le da la gana.¿seria posible saber en que colegio estudio usted? Simplemente lo pregunto porque se aprecia que recibio usted una excelente formacion.
ResponderEliminarGracias, guanche. Sí, el tiempo pasa para bien y uno se queda con los buenos recuerdos. Si es Usted aficionado al fútbol seguro que el Tenerife regresa pronto a primera división.
ResponderEliminarCierto que me quedan, amigo Roque, algunos muy buenos amigos e imborrables recuerdos de aquella época, junto con otros no tan gratos. De hecho, he traído ya a esta página con nombres y apellidos el recuerdo de algunos de los maestros y profesores que fueron decisivos en esa formación que Usted tan generosamente adjetiva. Digo yo ¿no será Usted por casualidad alguno de esos rostros del pasado que conoció bien ese colegio? Su nombre es lo de menos, y la excelencia del Centro no precisa de promoción en este blog. Gacias siempre por sus comentarios, Roque.
ResponderEliminarPermanecen los recuerdos buenos, los malos son relegados a ese desván, que todos tenemos en los adentros. De esa época me quedaron los amigos del alma. Aunque los años y la poesía me han regalado otros tan buenos...
ResponderEliminarMe conmueve , querido Espinelete, la décima diaria, la hermosa tarea de dignificación del día que emprendes cada mañana. Fama volat
ResponderEliminarCierto, Manuel, que los años y la poesía regalan amigos tan imprescindibles como los de la infancia.
ResponderEliminarGracias, querido Rafael. Fama volat. Decimae volant. Scripta manent.
ResponderEliminarEs realmente un tiempo lejano,y aunque ahora nos cuesta olvidarnos de los amigos que hicimos y no volvimos a ver,de los profesores que nos trataron con tanta amabilidad...que poca ilusión nos hace el colegio mientras permanecemos en él.
ResponderEliminarCierto, Hércules. Gracias por su siempre amable lectura.
ResponderEliminarPreciosa décima. Debo confesar que cuando era un/a niño/a me acostaba por la noche imaginando que al día siguiente habría un incendio en el colegio y que por tanto no tendría que ir... jajaja... ahora daría lo que fuera por volver a esa edad e ir a la escuela.
ResponderEliminarUn saludo amigo Espinelete ¡sus décimas son joyas!
Es verdad, Euclides, al final todos añoramos la Escuela.
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