La Virgen que se va al mar
tiene, en tímido arrebol,
por corona solo el sol
y el azul por todo altar.
Lo anuncia así, al estallar,
una alegre cohetería.
La Virgen que va a la ría
no quiere flores ni ramos.
Le basta con los reclamos
de esta luz de Punta Umbría.
El profundo sosiego de las cosas
Hace 10 horas
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