Uniforme, y la añoranza
de tu tierra y de tu mundo.
La amargura, en un segundo,
desnivela tu balanza.
Pero luego, la esperanza
otra vez con fuerza aflora
y por teléfono, ahora,
esa voz del hijo tuyo
te da la fuerza, el orgullo
de aguantar a la señora.
El profundo sosiego de las cosas
Hace 10 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario