La luz, para el corazón
Un empeño para el pecho.
Siempre un camino derecho
que no ofusque la razón.
Para el descanso, un rincón
a resguardo de tormentas.
No ajustar a Dios las cuentas
de una derrota que es tuya
y entonar el aleluya
de las mansas horas lentas.
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Que lentas son a veces las horas y que rapidas otras. Como en muchas otras cosas la relatividad esta presente.
ResponderEliminarAsí es, Roque, y en esta tan personal percepción del tiempo esta recién estrenada primavera la vivo yo, por el momento, con una exasperante e incómoda lentitud. Gracias, como siempre.
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