Vencejos y golondrinas
que con vuelo atolondrado
vais de uno hacia otro lado
del aire por las esquinas.
Con sus ansias peregrinas,
qué distinto nuestro anhelo.
Pájaros que alzáis el vuelo
sin que la brisa os asombre,
debéis envidiar al hombre
por saber que el cielo es cielo.
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