Vegetal silencio hermano.
Tú, la hija del desierto,
junto al príncipe del huerto
confundidos de la mano.
En este jardín cercano
vais, cintura con cintura.
Cada cual con su apostura
orgullosa, a su manera.
Que el naranjo a la palmera
no le envidia la estatura.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ole. Naranjo y Palmera en esta ciudad maravillosa que no nos merecemos. Primavera que llega, anhelando esos azahares que no acaban de abrir. Poesía que nos envuelve en paseos por la ribera del río...Esperando los aromas y los cielos, un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Francisco, y un fuerte abrazo. A ver si nos vemos pronto, una buena ocasión puede ser la presentación de la novela de Félix Modroño.
ResponderEliminar