El más alto monumento
que pudiera levantar
no se iguala con el mar
de tu risa este momento.
Sangre mía en el intento
esforzado de vivir.
Vida abierta al porvenir
donde en dos menudas manos
caben todos los humanos
devenires del sentir.
La lúgubre góndola
Hace 1 semana
Muchas felicidades a Angela.
ResponderEliminarGracias, Mara, creo que se las dio usted persnalmente...
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