Sobre la luz, la espadaña,
y tras la espadaña, el cielo,
y en el cielo –sólo anhelo-
un azul que todo baña.
Nada agrede, nada empaña
la mañana, contemplad.
Abismada en su verdad
de tardía primavera
va hacia dentro y no hacia fuera
la profunda claridad.
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