El viejo laurel indiano
no ha cambiado y aquí sigue.
Cambió el niño que persigue
su remoto ayer lejano.
En vano vuelves, en vano,
pues todo el tiempo destila.
La mañana está tranquila
y en la plaza -otoño adentro-
vuelve a salir a tu encuentro
un pato sobre una pila.
El profundo sosiego de las cosas
Hace 2 días
Siempre me ha gustado mucho la plaza de San Leandro y me alegro que en los recorridos que muchos dias hace por la ciudad hoy se haya parado en ella. Cuantos años lleva ya resistiendo el viejo laurel indiano a pesar de alguna enfermedad que al parecer tuvo.
ResponderEliminarEl pato suele correr más peligro que el robusto laurel indiano, estimado Roque.
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