Siempre entre orillas el mar
es espejo de paciencia
y desprecia toda urgencia
en la espuma de su altar.
Me lo susurró al soñar
con su voz de caracola:
que aunque lejos y ahora sola
mi palabra de su lado,
Dios dispone sin cuidado
cuándo rompe cada ola.
El profundo sosiego de las cosas
Hace 3 días
La mar, la mar, siempre volviendo a empezar...
ResponderEliminarLa mar, la mar, siempre renaciendo.
La mar, la mar, siempre joven,
La mar, la mar, siempre de estreno,
La mar, la mar, siempre como recién levantada.
Esa mar, con tiempo suyo,
Esa mar, constantemente acudiendo y separándose.
Poseída y poseedora.
Deshecha en espuma suave
la fuerza imperiosa de sus profundidades.
Estimado Francisco, muchísimas gracias por este apunte lírico que viene a fundirse tan espléndidamente con mi décima. Abrazo y buenos días de descanso.
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