La tarde, lenta, se encela
cuando al golpe de tu mano
el remo firme y cercano
deja en el agua su estela.
Gacela, fugaz gacela
del crepúsculo vencido.
Quién fuera contigo unido
-prisionero de tu remo-
a arrojar un crisantemo
al mar viejo del olvido.
Éter, de Demetrio Fernández Muñoz
Hace 22 horas
Aunque no con la remera de la décima, si le apetece, alguien de la familia lo llevaría con gusto a remar por el rio. Un abrazo.
ResponderEliminarPues yo me apunto, guanche, aunque no sé si tengo la preparación física adecuada...
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