Afanado en ese rito
de tu inútil pedaleo
en la jaula yo te veo,
roedor y pequeñito.
En cierta forma yo imito
tu obstinada obstinación.
Con más noble condición.
La ciudad o cualquier aula
hacen de pipas y jaula
a mi humano corazón.
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Bueno, esa es la rueda de la vida, pero me pregunto que qué es mejor: girar en tu propia rueda o estar de acá para allá como loco buscándola.
ResponderEliminarUna décima excelente, como siempre.
Euclides, gracias por asomarte a la jaula del pequeño roedor... La décima era una reflexión, mitad en broma mirad en serio, sobre la rutina y los escenarios recurrentes y previsibles de la vida. Sí, a veces puede resultar mejor una rueda apacible y conocida que el ancho y vertiginoso mundo, pero casi todo el mundo termina encontrando su jaula y su rueda. Un fuerte abrazo.
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