Arco y ciprés, torre al fondo,
quietud de veleta esbelta.
Claridad, paloma suelta
-pañuelo desde lo hondo-.
Cielo cóncavo y redondo
hecho luz sin más empeño.
Todo hombre, aunque pequeño,
un patio así debería
disfrutar, tan solo un día,
en el Alcázar del sueño.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hermosísima, Enrique, está décima sobre tan hermoso patio del Alcázar. No es mala idea disfrutar un día en él.
ResponderEliminarPor allí anduve yo el otro día... Gracias y un abrazo, querido Emilio.
ResponderEliminarTUS FUENTES DE INSPIRACION SON INAGOTABLES. HERMOSISIMA DECIMA. CADA DIA NOS SORPRENDES CON ALGO NUEVO. ENHORABUENA. UN ABRAZO. SALVADOR CASADO
ResponderEliminarQuerido Salvador, tu lealtad, tu afecto y tu generosidad sí que son inagotables. Un fuerte abrazo, como siempre. El próximo 13 de marxo ibtervendré en la presentación de un libro en el Mercantil, no sé si andarás por allí y podremos vernos.
ResponderEliminar