La tarde, cristal tranquilo,
marca al tiempo su derrota
mientras cruza una gaviota
suspendida al aire en vilo.
La bajamar, en sigilo,
vuelve en fango negra arena
y en la luz honda y serena
parece el embarcadero
un antiguo prisionero
que aliviara su cadena.
De la meditación a la oración
Hace 1 semana
No hay comentarios:
Publicar un comentario