Huidiza y clandestina,
corazón de luna vieja
cuando en la noche tu queja
se hace canción repentina.
Embozada entre resina
y las ramas del pinar
cuando, terca en tu ulular,
sabes –Minerva pequeña-
que quien duerme sólo sueña
y que está despierto el mar.
De la meditación a la oración
Hace 1 semana
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