Pido perdón a Victorio
y disculpas a Lucchino
pues no sé si es seda o lino
el traje del desposorio.
A este enlace tan notorio
dejo décima en honor
y, sin vergüenza o rubor,
al Palacio de las Dueñas
van mis palabras, risueñas,
que brindan por el amor.
Dos expresiones para la lentitud exasperante
Hace 18 horas
Pues si, siempre hay que brindar por el amor aunque se salga de lo cotidiano (en este caso en cuanto a la edad).
ResponderEliminarVivimos en una sociedad que promulga la libertad y la comprensión a todos los niveles, pero después, cuando algo se sale de la norma, hace burlas y críticas.
Al final, nada cambia; los progresistas no son tan pregresistas.
A mí me parece muy bien lo que haga cada uno con su sagrada intimidad, aunque ironizaba un poco con la conversión de esa intmidad en circo y espectáculo de masas. Un abrazo, Euclides.
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