Único superviviente
de aquellas salas de Cine.
Niño y muchacho, aquí vine
con júbilo adolescente.
El entorno, diferente,
mudó a peor. Poco queda
y lamento que no pueda
mi nostalgia que regresa
sentarse sola en la mesa
del viejo Café Alameda.
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Si pudieras saber cuántas noches he disfrutado en el Café Alameda, con aquella agua achampanada de Sevilla, y con tan buenísima gente alrededor...
ResponderEliminarSevilla nostalgiada en tu décima y que, ojalá volviera.
Tambíen yo guardo inolvidables recuerdos de aquel CAfé, Emilio... Me alegra tu comentario. Un abrazo.
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