Esta serie de décimas, con el título de “Los latidos del mar”, resultó ganadora el pasado mes de julio del VIII Certamen Internacional de Décima Espinela de Tuineje (Fuerteventura), ex aequo con el poeta cubano Rolando Ávalos y su obra “El mar que tiene raíces”.
I
Hondas raíces del mar,
infinito por destino.
Plenitud, vida y camino
abierto de par en par.
Cuánta luz sin horadar
desde el sueño de esta orilla.
Todo el gozo se agavilla
junto al cerco de su espuma
-gigante que, entre la bruma,
trenza su magia sencilla-
II
Yo sé que, en su sentimiento,
el mar tiene corazón.
Lo escucho latir al son
de las olas, bajo el viento.
Corazón eterno y lento
que jamás teme al olvido.
Hace milenios nacido
pero un niño nos parece
porque al mar rejuvenece
la fuerza de su latido.
III
Puerto a puerto y puerta a puerta
viene el mar, viene y me llama.
El corazón me reclama
desde su orilla entreabierta.
Mi sangre se inquieta, alerta,
con la llamada del mar
y, en un abrir y cerrar
de ojos, sabe mi empeño
que en los adentros, el sueño
ya se ha echado a navegar.
IV
Yo no cambio, madre, el mar
por prebendas ni dinero
porque el mar es compañero,
y sin nada reclamar.
Que me lleven a enterrar
entre viejas caracolas,
que a la vera de las olas
gozaré mejor reposo
que en un nicho silencioso
o entre tristes cruces solas.
V
Viejo mar, juego de espejos
en el juego de la vida,
pues igual dicha que herida
copias, lento, en tus reflejos.
No te hiere, ni de lejos,
el tiempo cuando se escancia.
Soy yo, herido de distancia,
quien ha envejecido a solas
y quien sueña que tus olas
son las mismas de la infancia.
VI
Derrama tu luz serena
para el niño, para el triste,
para el loco que persiste
en soñar oro la arena;
para aquel a quien condena
el mundo en su crueldad.
Da el azul de tu verdad
al sufriente, al oprimido
y halle calma y halle olvido
siempre el hombre en tu heredad.
VII
Sable del mar, recia espada
que es intenso azul en vilo
y horizonte de sigilo
para el hombre y su mirada.
Malla celeste trenzada
con infinitos retales.
Cambio mis penas por sales:
Tú te llevas mi amargura
y yo me quedo la anchura
de tus anchos litorales.
VIII
Canción, arpegio, guitarra,
compañero de mi estío,
viejo mar del sueño mío
que del cielo se desgarra;
canto ronco de cigarra
entre dunas y sabinas.
Candil azul que iluminas
toda sed y todo espera.
Quién para siempre viviera
amarrado en tus esquinas.
IX
En calma o en tempestad
eres cima de belleza
pues en ti se gesta, empieza
la infinita claridad.
Sin ti, todo oscuridad
y silencio entre la bruma.
Todo en tu azul se consuma
si tu antiguo corazón
va licuándose así, al son
de las olas, entre espuma.
X
Aquí te canto y emplazo,
mar de las Islas del sueño,
cinturón que, con empeño,
ciñes la tierra a tu abrazo.
Mar que enredas, con un lazo
los silencios con el viento.
Es nombrarte y, al momento,
se hace gozo mi cantar.
Nombre eterno, siempre mar
como azul advenimiento
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Extraordinario este poemario en décimas "Los latidos del mar", que acertadamente te han premiado en Fuerteventura. ¡Felicidades!
ResponderEliminarMuchas gracias, Emilio. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminar"Que me lleven a enterrar entre viejas caracolas
ResponderEliminar..."
No se puede decir nada más bello."Los latidos del mar"me ha encantado y la décima iv ,definitiva.Me gusta muchisimo el mar.Enhorabuena por ese premio tan merecido.
Muchas gracias, Tessa. Cita, curiosamente, la décima que yo prefiero de la serie. Me alegra su presencia por aquí, como siempre.
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