Pido perdón a Victorio
y disculpas a Lucchino
pues no sé si es seda o lino
el traje del desposorio.
A este enlace tan notorio
dejo décima en honor
y, sin vergüenza o rubor,
al Palacio de las Dueñas
van mis palabras, risueñas,
que brindan por el amor.
Con la Reina...
Hace 1 hora
Pues si, siempre hay que brindar por el amor aunque se salga de lo cotidiano (en este caso en cuanto a la edad).
ResponderEliminarVivimos en una sociedad que promulga la libertad y la comprensión a todos los niveles, pero después, cuando algo se sale de la norma, hace burlas y críticas.
Al final, nada cambia; los progresistas no son tan pregresistas.
A mí me parece muy bien lo que haga cada uno con su sagrada intimidad, aunque ironizaba un poco con la conversión de esa intmidad en circo y espectáculo de masas. Un abrazo, Euclides.
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