A José Cenizo, por su edición de Julio Porlán.
Canciones del sur, guitarra
que guarda un luto callado,
la luz de un cielo morado
que en lamento se desgarra,
soneto que al talle amarra
un clamor de luz airosa
y en perfección orgullosa
-ella misma, no fingida-
complaciente y florecida
la plenitud de la rosa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Entradas
En tiempo de Adviento he de reconocer que me resulta difícil asimilar la copla de desgarro ,lamento y hondura.Y la guitarra acompaña villancicos casi todos alegres y participativos; muy propios ,también, de estas tierras. En fin,son días en los que,entiendo, procede pensar en comidas,y sus contenidos, reuniones,formales o no,dar un poco de color y luz-algún político solo celebra el solsticio ´de ahora-.Aunque voy a pensar algo sobre el contenido de alguna soleá,como la vida misma...
ResponderEliminarGracias como siempre por sus comentarios, estimado anónimo, hablando de soleares las hay espléndidas en este libro de Julio Porlán al que hoy hago un modesto homenaje con mi décima. Cordialmente.
ResponderEliminarEmotivo y bellísimo homenaje a nuestro recordado don Julio. Pepe Cenizo ha hecho una gran obra (literaria y humana) con la edición de este libro. Lástima que lo haya estropeado esa nieta con su im-pertinente epílogo.
ResponderEliminarSí que es un bello homenaje humano y lírico el libro a ese poeta del que alguien escribió aquello de “Dime tú, Julio Porlán:/¿con hilos de poesía/dónde aprendiste a bordar/las coplas de Andalucía?”. Supongo, por lo demás, que el epílogo, querido Enrique, que podrá resultar más o menos afortunado en la legítima interpretación de cada uno (lo cual es muy respetable) está escrito en todo caso desde la emoción y el afecto familiar. Fuerte abrazo.
ResponderEliminar