La Virgen del Baratillo
cuando cruza el Arenal
guarda en sus ojos la cal
de un barrio viejo y sencillo.
No hay brillo como ese brillo
de sus ojos de bondad
ni más bella claridad
que la que enreda en su llanto
en cada Miércoles Santo
la Virgen de la Piedad.
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Preciosa décima.
ResponderEliminarGracias, Euclides. Qué bien que no haya dejado sola esta décima. Si alguna vez llego a verte te la daré impresa en el reverso de una estampilla de la que aún quedan tres o cuatro. Un abrazo.
ResponderEliminarMe sería todo un honor.
ResponderEliminarNo sabe la ilusión que me haría.
Mil gracias
Pues cuenta con ella, Euclides. Un abrazo
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