No corras. Deja que llueva
sobre tu blanca camisa
y que modele sin prisa
la lluvia su buena nueva.
No sientas si el agua abreva
de tu mojada mejilla,
que la lluvia es tan sencilla
que le basta sin resabios
con empaparse en tus labios
y caer por tu barbilla.
El profundo sosiego de las cosas
Hace 2 días
Me encanta, ya tengo el alma empapada.
ResponderEliminarGracias, Euclides. Es muy amable ese comentario un día tan nublado como hoy.
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