Otro día en la frontera,
desnudo y frágil domingo
donde la luz no distingo
de las sombras en hilera.
Todo el peso, a su manera,
del tiempo sobre los hombros,
cuando sin gozos ni asombros
solo encuentra la mirada
una amplísima explanada
de recuerdos y de escombros.
Lo leo y lo releo y me identifico plenamente. Ese tinte melancólico, esos recuerdos y escombros.... No sabes cuanto envidio (sanamente) tu manera de convertir en palabras lo que muchos sentimos en el corazón. Un abrazo Enrique. Maravilloso de verdad.
ResponderEliminarMuchas gracias, Esperanza. Encontrar la lectura solidaria y cómplice de un lector de la generosidad que demuestras con tus palabras es una alegría, la verdad. Te agradezco mucho tu comentario.
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