Cuento y no sale la cuenta
de los años que han pasado
desde que un niño cansado
entraba en aquella imprenta.
Ya en la esquina no se asienta
el negocio aquel pequeño
y el estruendo con empeño
de la fotocopiadora
no sobresalta en la aurora
de un frío invierno mi sueño.
La lúgubre góndola
Hace 1 semana
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