Ya estás aquí, ya
has venido,
llama precisa en tu
fuego,
imprevisto el
andariego
despertar de tu
latido.
Bienvenido,
bienvenido
el acecho de tu mano.
Extraño calor temprano
que, aún lejana su
frontera,
desprecia a la
primavera
porque aguarda ya el
verano.
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