La noche está detenida
junto a tu Amor suspendido.
El tiempo se ha detenido
para beber de tu herida.
En tu muerte suspendida
se hace silencio el clamor.
La Plaza del Salvador
se comprime y se sorprende
cuando, al mirarte, comprende
que Tú has muerto por Amor.
¿Dónde aquella majestad
de un jinete entre claveles?
¿Dónde el gozo, con sus mieles
de estrenada claridad?
¿Dónde el sueño de la edad
que destila la inocencia?
Cada año, en tu presencia,
en el pasado escudriño
porque sé que no ser niño
es la eterna penitencia.
¿Dónde ahora aquel revuelo
de infantil algarabía
y la luz del mediodía
entallándose en el cielo?
¿Dónde el rizo, dónde el vuelo
de las palmas de Sevilla?
¿Quién te hizo cruzar de orilla
y abrazar esta ribera
si hace poco el mundo era
una mansa borriquilla?
¿Quién soñó de tal manera
tu muerte sobre una roca,
la severa, la barroca
majestad de la madera?
¿Quién trenzó tal primavera
henchida de incienso y flor?
Pues con oscuro temblor
hasta se asombra la muerte
cuando sabe al fin, al verte,
que eres el Dios del Amor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Magníficas estrofas. Se ve que las sobradas emociones de estos días no dejan de inspirarlo, para bien de sus lectores. A mí, en cierto modo y en menor medida, también. Le dedico mi décima de la entrada de este Domingo de Ramos de tiempo tan revuelto:
ResponderEliminarhttp://beatusille.wordpress.com/2012/04/01/domingo-de-ramos/
Un saludo muy cordial.
Me siento extraordinariamente honraado, estimado Antonio, de me que dedique su espléndida décima de Domingo de Ramos. Realmente agradecido.
ResponderEliminar