Esculpidas sobre el friso
blando y noble de la infancia
cuando el niño, sin distancia,
vive sólo el paraíso.
Regla, norma y compromiso,
precepto, charla, consejo.
De la vida el entrecejo
que con saña y con urgencia
devastando la inocencia
al niño convierte en viejo.
Hoy en Cuadernos del Sur
Hace 17 horas

Con la maravillosa que es la inocencia, tan tierna, tan noble, tan sencilla y humilde, tan ignorante de su devenir... pero, es ley de vida, ¿no?
ResponderEliminarSaludos
Pues sí, Rafa, inevitable y en cierta manera triste esta ley de vida de la pérdida de la inocencia. Un saludo cordial.
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